La malaria o paludismo es una infección que afecta a la sangre, más específicamente a los glóbulos rojos, causada por un parásito del género Plasmodium, sólo 4 de las más de 150 especies infectan al ser humano.
Esta enfermedad afecta a más de 100 países, 2.500 millones de seres humanos viven en riesgo de contraer la malaria, es transmitida por la picadura de mosquitos hembra del género Anopheles. 300-500 millones de personas se infectan anualmente, de las cuales mueren 3 millones. El período de incubación, depende de la especie que provoque la infección.
Los síntomas característicos iniciales más vistos son:
- Fiebre y escalofríos
- Dolor muscular y cefaleas
- Malestar generalizado y cansancio
- Náuseas, diarrea y vómitos.
El diagnóstico se obtiene a través del examen sanguíneo.
Cuando la enfermedad avanza se ven cuadros de icteria, hepatoesplenomegalia, aumento de ciertos órganos como bazo e hígado. Existen diferentes tratamientos contra la malaria, se utiliza la cloroquina como antipalúdico, pero hay cepas resistentes a esta droga, por lo que el un tratamiento alternativo puede ser la combinación entre quinidina con doxiciclina, clindamicina o tetracicilina.
Además de la administración del o de los medicamentos necesarios y según el estado de avance de la enfermedad, se puede requerir internar al paciente y pasar suero por vía intravenosa.
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