Todas las personas tenemos lunares, de hecho es bastante raro que alguna persona no tenga, pero no todos nacemos teniendo lunares, solo un porcentaje muy bajo de casi el 1% nace con ellos y es que estos empiezan comúnmente al tener casi concluida la etapa de la infancia o en la pubertad.
Los lunares están constituidos por células pigmentadas llamadas melanocitos acumuladas en cierto sector de la piel. Los lunares aparecen y desaparecen a lo largo de nuestra vida, como dijimos antes, estos empiezan a presentarse en etapas posteriores a la infancia. En promedio una persona llega a tener entre 10 y 50 lunares a lo largo de su vida, además que con el tiempo algunas se pueden ver afectados y cambiar su forma o color, esto pasa por la exposición a la luz del sol o por tener contacto con algún agente que reaccione con nuestra piel y en las mujeres el embarazo influye también.
Tipos de lunares
Las personas podemos tener en nuestra piel lunares normales, benignos o malignos. Lo normales son aquellos que tienden a ser redondos u ovalados con un color oscuro o marrón bien definido que se diferencia con el de nuestra piel. Los benignos y malignos tienden a ser atípicos y de características inusuales en cuanto a tamaño, color y forma. Si en tu piel ves que ha nacido un nuevo lunar o que alguno que tenías antes se deformó y ahora su color cambio, incluso una mitad es distinta a la otra, o bien el tamaño aumento y su distribución es desigual tienes que acudir a un dermatólogo cuanto antes para que determine la gravedad del lunar y si necesitas algún tratamiento.
El no hacerlo y en caso de que sea un lunar maligno puede tener malas consecuencias, la evolución de algunos lunares nos puede provocar picazón, comezón, sangrado e incluso pueden ser motivo de un tumor cancerígeno que si no se trata a tiempo nos puede llevar a la muerte, es recomendable revisar nuestros lunares con frecuencia para ver si alguno ha sufrido alteraciones o bien si sentimos malestar en uno de ellos, además de tener los cuidados necesarios con nuestra piel y no exponerla al sol.
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