Los mariscos son muy buenos en cuanto a los beneficios que aportan a la salud humana el consumirlos en forma frecuente. Como en la gran mayoría de los alimentos que provienen del mar, el contenido de agua es de entre un 75 y un 80 % del peso total del marisco. Una porción de 100 gramos cuenta con aproximadamente unos 20 gramos de proteínas.
Cuentan además con varios minerales muy buenos para la salud como por ejemplo el calcio, magnesio, fósforo, potasio, sodio, zinc, yodo, hierro y cloro. Por otro lado aportan una buena cantidad de vitaminas en donde las que se presentan con mayor proporción son las del Grupo B aunque también cuentan con Vitamina A y Vitamina D en menor cantidad. Cuentan con ácidos grasos polinsaturados que son muy buenos para la salud del organismo.
El colesterol que aportan son similares a las de la carne y el pescado, pero en contrapartida a esto cuenta con varios efectos positivos que aportan las grasas que contiene. Los mariscos contienen una gran cantidad de purinas que pueden elevar el contenido en la sangre del nivel de ácido úrica, estando presente en aproximadamente un 15 % del peso del marisco.
Pues bien, todos los nutrientes que contiene los mariscos hacen que sea un alimento muy beneficioso para la salud del cuerpo humano. Haciendo referencia nuevamente a las grasas polinsaturadas, las mismas hacen que se pueda disminuir significativamente las posibilidades de que se formen coagulas de diversas características.
Las proteínas que contiene los mariscos son muy importantes para el desarrollo y el crecimiento de los niños, además de ser buenas también para el desarrollo del cuerpo y para toda la salud del organismo en general. El calcio es otro elemento presente en los mariscos con un buen porcentaje, siendo muy bueno para la salud ósea y para prevención de la osteoporosis.
Cuentan también con un buen contenido de yodo y que es bueno para prevenir enfermedades como por ejemplo el bocio. Para quienes quieran bajar de peso los mariscos son muy buenos para incluirlos en las dietas ya que tienen muy poco aporte calorífico.
Es importante en el momento de consumirlos asegurarse que estén frescos por ejemplo, controlando de que su olor sea agradable y que estén intactos sin ningún tipo de desprendimientos entre la cabeza y la cola. De acuerdo con su ciclo biológico la mejor etapa para consumirlos se da en las épocas de otoño e invierno, mientras que en el verano su carne es un tanto más blanda y además pueden perder un poco de peso y sabor.
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