El asma es una enfermedad caracterizada por la inflamación y la contracción de las vías respiratorias, lo que dificulta el paso del aire desde el exterior hacia los pulmones y viceversa.
Existen básicamente dos tipos de asma: uno causado por factores externos (asma extrínseca) y otro causado por factores internos (asma intrínseca). Generalmente, el asma se desarrolla a partir de una combinación de causas externas e internas.
Cómo prevenir el asma
Si bien la enfermedad muchas veces se desarrolla debido a factores hereditarios, existen ciertas medidas que ayudan a prevenir los ataques, tan indeseados para quienes padecen esta patología.
La actividad física ayuda a prevenir los ataques. Pero, en este sentido, es bueno la consulta a un profesional que pueda decirnos hasta dónde esforzarnos, para que no se vuelva perjudicial.
El estrés es otro factor determinante en el desarrollo de un ataque. Es importante combatirlo, para ello el deporte, la terapia, o las actividades recreativas pueden ayudar.
Los ambientes cerrados favorecen al desarrollo de un ataque, por lo que es aconsejable evitarlos.
Por último, es indispensable que cada ataque nos dé una pauta de cuáles son los elementos que pueden desarrollarlo en nuestro organismo en particular (el polen, algunos alimentos, o el pelo de ciertos animales).
Cómo tratar el asma
Los individuos que padecen esta patología deben tratarse prácticamente durante toda la vida, para controlar la enfermedad.
Los controles periódicos son fundamentales para evaluar el estado de las vías respiratorias y la capacidad pulmonar del paciente.
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